LAS INFRAESTRUCTURAS CRÍTICAS ENFRENTAN UNA CRECIENTE AMENAZA DIGITAL
- TeleinfoPress
- hace 23 horas
- 2 Min. de lectura
Según el Informe de Tendencias de Ciberseguridad 2025 de ESET, las infraestructuras críticas se han convertido en el blanco predilecto de ciberataques cada vez más sofisticados, capaces de paralizar servicios esenciales y poner en jaque la seguridad y la economía de países enteros.

En la era de la hiperconectividad, sistemas como energía, agua, salud, transporte y comunicaciones forman el núcleo de las infraestructuras críticas, sosteniendo el funcionamiento de la sociedad moderna. Un ataque exitoso a cualquiera de estos sectores puede desencadenar consecuencias devastadoras: desde apagones masivos y hospitales inoperativos, hasta la contaminación de agua potable o la interrupción de servicios financieros y de transporte.
El reciente informe de tendencias de ciberseguridad 2025 advierte que el uso malicioso de IA generativa y la explotación de vulnerabilidades en tecnologías operativas (OT) serán el foco de los atacantes, con especial atención en la región de Latinoamérica, donde la digitalización avanza a pasos agigantados pero la protección aún no alcanza el mismo ritmo.
Los casos reales no son hipotéticos: el ataque Black Energy en Ucrania dejó a miles sin luz en 2015, y en EE. UU. se intentó manipular una planta potabilizadora, casi afectando el suministro de agua de toda una ciudad. En Alemania, un ransomware paralizó servicios municipales, forzando a la administración local a operar bajo estado de emergencia. Las motivaciones detrás de estos ataques son diversas: intereses políticos, económicos, activismo o incluso terrorismo, y suelen estar orquestados por grupos APT (Amenazas Persistentes Avanzadas) con recursos y capacidades superiores a las amenazas convencionales.
Las consecuencias trascienden lo técnico: pérdidas económicas millonarias, daño reputacional irreversible, amenazas a la continuidad operativa y, en los peores escenarios, riesgo directo para la salud y la vida de las personas. Moody’s alerta que la solvencia de empresas proveedoras de agua, energía o salud puede verse gravemente afectada tras un incidente, comprometiendo la estabilidad de todo el tejido productivo. Además, la interdependencia digital y la proliferación de dispositivos IoT amplifican la superficie de ataque, exponiendo aún más a las organizaciones.
Para mitigar estos riesgos, los expertos recomiendan adoptar estrategias de Zero Trust, reforzar la inteligencia de amenazas, implementar planes de respuesta ante incidentes y capacitar continuamente al personal en ciberseguridad.
Mediante un comunicado de prensa de la compañía, Martina Lopez, Investigadora de Seguridad informática de ESET Latinoamérica, advirtió:
"Fortalecer la ciberseguridad de los sistemas OT será prioritario, considerando su vulnerabilidad demostrada en conflictos recientes, donde su explotación ha tenido graves consecuencias para las poblaciones afectadas".
El desafío es claro: en un entorno donde la frontera entre lo digital y lo físico es cada vez más difusa, la resiliencia de las infraestructuras críticas no es solo un asunto tecnológico, sino un imperativo estratégico para la seguridad nacional y la estabilidad social. La pregunta que queda en el aire es: ¿serán las organizaciones capaces de anticiparse a la próxima gran amenaza antes de que sea demasiado tarde?